La reacción de una persona ante la noticia de que va a necesitar un estoma suele ser de shock; se requiere discusión y asesoramiento. La adaptación es más problemática si el paciente es joven, previamente sano y ha tenido una enfermedad de corta duración, tiene un apoyo marital escaso, ha sido ingresado de urgencia o no tiene acceso a una enfermera especializada en estomas.
Los pacientes deben recibir una descripción clara de la intervención quirúrgica propuesta y del plan de cuidados, preferiblemente por parte de este último experto. La aceptación puede ser un proceso lento. Es importante abordar cuestiones como la imagen corporal y la sexualidad. Unirse a un grupo de autoayuda puede ser beneficioso.
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