La compatibilidad HLA es un determinante importante de la supervivencia del injerto:
Los injertos cadavéricos tienen una vida media de 8 años. En comparación, la vida media de un injerto HLA idéntico procedente de un donante vivo emparentado es de 20 años.
Muchas muertes se deben a patologías cardiovasculares que a menudo no están relacionadas con el trasplante ni con la inmunosupresión, pero el rechazo agudo y la pérdida precoz del injerto son cada vez menos frecuentes.
La muerte relacionada con el trasplante suele deberse a infecciones o tumores malignos.
La supervivencia del receptor del trasplante a los diez años en los trasplantes de cadáver y de donante vivo es del 71% y el 89% respectivamente.
Referencia
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